Sinopsis
Todo estaba a punto de cambiar; el mundo, ahogado en pegajosas cenizas, se convertiría en el campo de una batalla en la que los contendientes, de momento, carecían de rostro y nombre. La humanidad, cenicienta, resultaría condenada a postrarse ante el tiempo en busca de un envenenado indulto.
Y sólo una persona, Manu, era consciente de la inminente fatalidad que nos asolaría sin clemencia por lo que, a contracorriente y completamente desesperado, se armaba y entrenaba concienzudamente buscando desvelar la incógnita del cercano final para, llegado el momento, cargar sobre sus hombros los escasos recuerdos restantes de un tiempo que no volvería. Sus más profundos anhelos y deseos se enfocaban, guiados por una voluntad obcecada, en la consecución de armas, información o víveres que fuesen a resultar útiles; ningún detalle se le debía escurrir de entre los dedos, nada podía fallar en su preparación como superviviente. Esa era su vida, la vida que él mismo había forjado a torpes martillazos para conseguir ser aquel que, en mitad de la tempestad, lograse reír en carcajadas estruendosas que fuesen capaces de silenciar los resonantes truenos de guerra.
De momento, a pesar del pronóstico fatalista, poemas y canciones todavía habitaban la tierra reclamando un futuro más allá de la muerte. Ningún texto lograba encontrar significantes precisos para la verdad: que nadie jamás sería algo, que sólo sería nada y que el ser deambulaba, angustiado y confuso, en un vasto yermo.